El principio básico de la eficiencia energética es utilizar menos energía para realizar la misma tarea, gracias a esto podemos lograr importantes ahorros de energía.
La nueva etiqueta de eficiencia energética, que llegó el 1 de marzo de 2021, distribuye electrodomésticos de la A a la G, siendo A la más eficiente, simplificando la nomenclatura. Sin embargo, la A por el momento se dejará en blanco, para permitir que con la innovación y los nuevos dispositivos por venir, ocupen esta categoría, la más alta.
A partir de marzo de 2021, estas nuevas etiquetas estarán presentes en lavavajillas, lavadoras, lavadoras, frigoríficos, mamparas y monitores, que serán los primeros en cambiar esta nomenclatura. Sin embargo, seguirá estando presente en lámparas y bombillas, cuyo cambio se producirá en septiembre de 2021. Los últimos serán aires acondicionados y secadores, a los que el cambio se producirá en 2022, así como cualquier aparato que funcione con electricidad como los atomizadores.
¿Por qué una nueva etiqueta energética de la UE con una escala de A a G?
Los nuevos modelos de electrodomésticos son cada vez más eficientes energéticamente y casi todos los productos nuevos están etiquetados en las categorías superiores (A +++, A ++, A +, A, B, etc.). En lugar de agregar más signos más a la Clase A, las nuevas etiquetas energéticas se “reducen”, producto por producto, en una escala simple de A a G.
Las categorías superiores se dejan vacías para fomentar la innovación y dejar espacio para el progreso. En una etiqueta redimensionada, la clase energética de un producto se determina de acuerdo con reglas más estrictas.
Otra novedad de la etiqueta energética es el código QR que dará lugar (a partir de las fechas mencionadas anteriormente) directamente a la información sobre el modelo de producto en la base de datos de productos.
¿Por qué encontré dos etiquetas energéticas en la caja del producto?
Para prepararse para el cambio de la etiqueta energética actual a la etiqueta energética redimensionada, ambas etiquetas aparecerán en las cajas de los productos durante un breve período de tiempo. Posteriormente, solo se deben utilizar las nuevas etiquetas energéticas.
Debido a la introducción de estándares más estrictos, con la nueva etiqueta, la clase de eficiencia energética de un determinado modelo de producto puede “caer” en varias letras. Por ejemplo, un frigorífico con la actual clase de eficiencia energética A +++ podría clasificarse como clase C en la nueva etiqueta. Son los mismos productos y su eficiencia energética no ha cambiado, pero la nueva etiqueta utiliza estándares más estrictos en términos de clasificación de su eficiencia energética.
Al comparar productos y modelos, es fundamental asegurarse de que la comparación se base en el mismo tipo de etiqueta.
¿Por qué los valores de algunos productos difieren entre la etiqueta actual y la etiqueta reescalada?
Las nuevas etiquetas introducen varios ajustes en los métodos de cálculo. Por lo tanto, los valores pueden diferir y, a veces, mucho.
Por ejemplo, el consumo de energía de las lavadoras en la etiqueta actual se basa en el uso anual, pero en la nueva etiqueta el cálculo se realiza para 100 ciclos de lavado. Para los televisores, la fórmula de consumo de energía ha cambiado para tener en cuenta mejor el consumo de los componentes internos y no solo el de la pantalla.
Las etiquetas no son solo una guía para ahorrar energía y dinero; algunos también brindan información ambiental, como el ruido que emite el producto o su consumo típico de agua. Al tomar decisiones más informadas, los consumidores pueden contribuir a una economía más verde.